domingo, septiembre 28

Nunca pense que algo tan simple podría ser tan significativo para mi. Más significativo que una canción, que una carta, que una poesía, que una persona o un momento. Más significativo que cualquiera de esas cosas que van y vienen. Algo que me pegó justo en el medio de la cara, haciendo que se me arrugue la nariz, se me achinen los ojos y que me salga una sonrisa sin siquiera contarme un chiste. Era algo tan simple y hermoso como unos rayos de sol ya escondiendose por entre los árboles de mi casa ayer a la tarde.